Ocho claves para proteger tu hogar en invierno
Los chilenos están más acostumbrados a reparar que a mantener, por lo que es importante incentivarlos de manera permanente a realizar ciertas mantenciones a tiempo: “La mayor cantidad de problemas en las casas se presentan en invierno y los problemas más comunes son a raíz de filtraciones y humedad”, comenta.
Según el experto, hacer las mantenciones a tiempo y antes de que llegue el invierno, no sólo evita el trabajo de arreglar, sino que repercute en un manejo más eficiente del presupuesto: “De acuerdo a nuestra experiencia de casi 50 años construyendo casas, una mantención promedio puede costar aproximadamente $30.000, en cambio reparar puede llegar a costar 2, 3 o más veces ese valor”.
Es por ello, que el ejecutivo nos entrega 8 claves que nos permitirán tener la casa mejor preparada para cuando llegue el período invernal:
1. Ventilar: cuando el aire húmedo del interior de la casa toca las paredes o los vidrios que están fríos, se convierte en agua, escurriendo por muros y ventanas. Eso se llama condensación, y para combatirla se recomienda abrir todos los días las ventanas en la mañana para que circule el aire, por un período breve de tiempo. La condensación aumenta a través del vapor que genera la ducha o cuando se cocina o seca la ropa dentro de la casa.
2. Revisar canaletas, desagües, sumideros y rejillas: Cada vez que llueve es importante chequear las canaletas, desagües, sumideros y rejillas que permiten evacuar y canalizar el agua lluvia fuera del techo, del patio o de la entrada de la casa. Si éstas no se limpian, se generan filtraciones o acumulación de agua o humedad que podrían dañar la vivienda. Si las canaletas se mantienen despejadas y sin barro, pueden durar mucho más.
3. Revisar el sellado de ventanas y puertas: tenerlas bien selladas evita que el calor del interior de la vivienda se fugue hacia el exterior y que el frío y el viento se cuelen dentro de la casa. Es importante revisar y limpiar las perforaciones que tienen los rieles de las ventanas, que están diseñadas para evacuar el agua lluvia o el líquido que escurre por los vidrios producido por la condensación. Los sellos se deben revisar todos los años. La mejor forma de detectar que ya no sirven, es cuando pierden adherencia o se empiezan a ver cortados.
4. Revisar las paredes aledañas al jardín, desagües de terrazas: La acumulación de aguas lluvias no absorbidas por la tierra del jardín, o por causa de un drenaje obstruido en los maceteros o jardineras de la terraza, produce que las paredes exteriores de la casa acumulen humedad y dañen la pintura y el revestimiento, convirtiéndose en fuente de filtraciones. Por esto es importante mover la tierra de los jardines para soltarla y limpiar frecuentemente las tuberías de desagüe de las terrazas.
5. Revisar los techos: Una de las amenazas principales para las casas en invierno son las goteras o filtraciones de aguas lluvias a través de los techos. Independiente del material con que esté construido, los techos deben ser revisados después de cada frente de mal tiempo de importancia. En el caso de los techos de tejas o planchas, deben revisarse y reemplazar los componentes que estén rotos. Además, es importante sellar cualquier perforación que hayan causado los pernos que permiten que el techo se mantenga en su posición correcta.
6. Impermeabilización de los muros exteriores: Es importante considerar que los impermeabilizadores duran 3 años, por lo que luego de ese tiempo el producto debe reaplicarse.
7. Mantención de los cantos de puertas y ventanas de maderas: Es necesario repintar o barnizar los cantos en las puertas y ventanas de madera para que no se hinchen con la humedad, en especial las que dan al exterior o las que están en los recintos húmedos como baños y cocinas.
8. Aceitar bisagras de puertas y ventanas para proteger del óxido.
Mantener calefacción: Por último, y si bien esto responde a la forma de calefaccionar que tenga cada uno, se recomienda todos los años llevar a cabo una mantención profesional a través de un técnico, chequear que no haya filtraciones de gas o de agua (dependiendo el sistema de calefacción) y revisar que la instalación eléctrica (en el caso de este tipo de estufas) esté en óptimas condiciones.